El Taxidermista en El País
La periodista Paula Montanyà habla sobre la memoria de las bestias.
Ardillas, ciervos, halcones, serpientes, gorilas y rinocerontes. La fauna más variada atrajo durante más de cien años las miradas curiosas y soñadoras de todo el que transitaba por las vueltas soportales de la plaza Real. Ante las caras de barceloneses y visitantes de todo el mundo, los animales no movieron ni un solo músculo, ni la cola, ni la punta de una oreja puntiaguda. El tiempo y los cambios en la ciudad se sucedieron, transformando la plaza y su gente, pero las bestias quedaban estáticas y sus ojos de vidrio lo observaban todo, impasibles, desde las amplias galerías de la mítica tienda de El Taxidermista.
Hoy, en su lugar, en el número 8 de la plaza, hay una marisquería frecuentada por turistas y lo único que queda de aquella época es el letrero: Museo Pedagógico de Ciencias Naturales. El primer taxidermista, Lluís Soler y Pujol, abrió las puertas del establecimiento en 1889, y después de su muerte Josep Palaus, su yerno, con más espíritu comercial que científico, lo convirtió en el epicentro de la taxidermia en España y también en un referente en toda Europa. Tras los escaparates de la fabulosa tienda el visitante encontraba todo un universo que palpitaba a su propio ritmo y que contribuyó a marcar el carácter de la plaza. Ahora, la fundación Setba inaugura la exposición El Taxidermista, para hacer revivir los animales, las anécdotas de clientes y habituales tan célebres como Dalí o Miró, los recuerdos de la gente del barrio y de la misma familia fundadora.
La tienda donde arte y ciencia se daban la mano bajó las persianas por última vez el 23 de octubre de 1991, Barcelona se estaba renovando y la taxidermia perdía popularidad. Pero la Fundación Setba, que toma el nombre de los siete balcones que tiene la fachada de su sede en la misma plaza Real, está decidida a rememorar. La comisaria de la exposición, Cristina Sampere, afirma que Nuria Viladevall, bisnieta del primer taxidermista, hacía años que quería contar la historia de su familia: “Ella me dio la caja con artículos, fotografías, recortes relacionados con la tienda que había guardado durante mucho tiempo y que ahora están expuestos”. La muestra quiere recrear el ambiente de exotismo que se respiraba en el local y también la relevancia que tuvo en la vida de tantos barceloneses. Así, también destacan fotografías del escaparate y el interior de El Taxidermista, hechas por ilustres de la cámara como Toni Catany, Xavier Miserachs, Francesc Català y Pepe Encinas.
Pero le muestra no es sólo una mirada al pasado, sino que evidencia que también hay una taxidermia contemporánea. Es una taxidermia que se desvincula de la ciencia para hacerse arte y que en la galería de Setba se puede observar en las obras de pintores y escultores como Miguel Macaya, Nasevo, Guim Tió y Carles Piera. Y también en 16 locales más de la plaza, que acogen cada uno una obra actual en su particular ejercicio de memoria.
La exposición, visitable hasta el 31 de enero, forma parte de un proyecto mucho más amplio, La Memoria de la Plaza, que cada año recuperará la esencia y los recuerdos de uno de los míticos establecimientos de este no menos paradigmático espacio de Barcelona.
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2013/11/07/quadern/1383821991_799956.html